" El hombre que amaba a los perros " (2009)Leonardo Padura (Fuentes), La Habana 1955
Ed. Tusquets, Barcelona, 573 págs.
- narrativa histórica ficcionada -
Ed. Tusquets, Barcelona, 573 págs.
- narrativa histórica ficcionada -
El hombre que amaba a los perros es Ramón Mercader, el catalán que asesinó a Trotski en su exilio mexicano en 1940 por orden de Stalin. Sin embargo, no sólo Mercader amaba a los perros, Trotski también tenía debilidad por ellos, así como la tercera voz del libro, el cubano Iván. Sin olvidar el amor por los perros del propio Leonardo Padura.
El libro es una novela histórica a tres voces: una ficticia y las otras dos son personajes históricos; Iván un cubano nacido sobre 1950 víctima de todas las circunstancias de la revolución comunista cubana. Ramón Mercader víctima de un momento histórico y de su fe en el comunismo. Y Trotski víctima de la vorágine sanguinaria que él mismo ayudó a crear.
Padura ha investigado en lo posible las vidas de Trotski y Mercader para poder elaborar toda su trayectoria. No sé que pormenores no son ciertos y son reconstrucciones de una posible realidad. Más en el caso de Mercader, cuya vida en menos conocida. A partir de un supuesto encuentro en Cuba en los años setenta de Mercader con Iván, un cubano desafortunado, que quiso ser escritor pero al que le es incluso difícil subsistir, se teje una historia que va mezclando las tres vidas, todas ellas tocadas por el comunismo del siglo XX.
La originalidad del libro consiste en que el autor nos presenta a Ramón Mercader con una compasión infinita. Un peón en manos de la Historia. Alguien que pudo creer en su día en la bondad del comunismo y cerró sus ojos a cualquier evidencia contraria. En el caso de Trotski la mirada es neutra, al fin y al cabo el bolchevique no tuvo ningún reparo en eliminar a cuantos creyó que se oponían a su Utopía. Para él la ilusa línia divisoria estaba en no matar comunistas, pero los demás eran sacrificables. En el caso de Iván, su historia nos sirve para comprobar cuan inútil han sido los sufrimientos exigidos en nombre de la Revolución.
Finalmente todo concluye en la constatación: de una ceguera constante frente a la realidad, los verdugos que han sido víctimas de su ilusión, los enfermos de poder, y los millones de personas eliminadas cuyos padecimientos son sólo unas líneas en la Historia de la infamia.
Personalmente no me gusta demasiado la Historia novelada, porque crea cierta confusión mental en los recuerdos. En este caso, la propuesta es aceptable porque todo lo que se explica no deja de ser un contrapunto con la realidad cubana desde un autor que lo ha vivido en primera persona.
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Padura también ama a los perros |
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