La náusea (1938), Jean-Paul Sartre

 

"La náusea"

La Nausée, 1938 )

Jean-Paul Sartre  (París 1905-1980)

edición para El País, 2002, 271 pág.
trad. Aurora Bernández


La obra y la dimensión política del filósofo existencialista Jean-Paul Sartre abarca una extensión considerable; tanto de pensamiento puro, crítica, artículos, biografías, teatro o novelas. Entre ellas, la más conocida es "La náusea".
 
Esta novela no es más que una excusa para hablar de sus tesis filosóficas de que la "existencia precede a la esencia". La historia gira en torno a Antoine Roquetin, un hombre de treinta años que dispone de una renta que le permite subsistir modestamente sin trabajar y que después de haber viajado ampliamente, se ha instalado en una ciudad de provincias en Francia para intentar escribir un libro sobre un oscuro personaje histórico del siglo XVIII.
 
Roquetin tuvo un amor que no prosperó. Ahora está solo y tiene mucho tiempo para pensar, contemplar las cosas y personas que le rodean. Es cordial y educado pero mantiene una distancia con todo, porque se siente separado del devenir de las cosas y gentes, siente su profunda contingencia y su absurdo, ve el exterior como mecanismos, casi autómatas.
 
Sartre decide llamar a ese sentimiento: La náusea. Roquetin siente náuseas, es decir, asco, repugnancia, la antesala del vómito. Sin embargo, hay en esa definición algo de impostura, no parece la más apropiada para definir ese estado vital. Evidentemente Sartre quería imponer una palabra nueva que expresara un cierto estado de ánimo. Supongo que le parecería que "angustia" estaba muy ligada a Kierkegaard y tenía entonces connotaciones religiosas. También tenía "spleen" que usó Baudelaire, pero evidentemente era algo más intenso. Y también, "El grito" de Munch. Otras podrían ser: hastío, tedio, desesperación, extrañamiento, despersonalización...
 
Todo esto es muy interesante y estaría muy bien que la novela lo expresara, pero, lo cierto es que es tremendamente aburrida y poco inspiradora. Hasta casi la página doscientas, apenas tiene interés lo que cuenta. A partir de ese punto hay un cierto movimiento y algunos personajes interlocutores de Roquetin cobran vida y mantienen algunos diálogos interesantes. Una vez terminada la impresión es de poco interés y aburrimiento, lo que no creo sea deliberado por parte del autor para que sintamos esa supuesta náusea. Está a años luz de lo que obtiene, por ejemplo, Camus con "El extranjero" (1942). Evidentemente la novela es muy famosa y poco importa lo que yo opine.
 
Sartre es un filósofo que nunca me ha gustado especialmente, tenía una personalidad antipática. De todas formas, hay un detalle que siempre he aplaudido, su renuncia al premio Nobel en 1964 para no "dejarse recuperar por el sistema".

Jean-Paul Sartre (1905-1980)



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