Vida, Benvenuto Cellini

 

"Vida"

(La Vita di Benvenuto di Maestro Giovanni Cellini fiorentino, scritta, per lui medesimo, in Firenze) (1728)

(escrito en 15?? -siglo XVI- pero publicado en el siglo XVIII)

Benvenuto Cellini  (1500-1571)

Ed. Cátedra, grandes temas, 2007, 551 pág.
(edición íntegra con abundantes notas al pie)
traducción y edición de Santiago R. Santerbás


Cellini escribe su Vida a sus cincuenta y ocho años, pero no aparecerá publicada hasta 1728. El famoso artista símbolo del Renacimiento italiano, que destacó como orfebre y escultor en la Florencia de los Medici, escribe en un momento delicado de su carrera. Ha sido acusado de sodomía y no es la primera vez. Toda una vida de confrontaciones se le amontona con la vejez. Dicta sus recuerdos a un muchacho mientras él trabaja y de esta forma su ánimo se serena. Éste es su consejo:
"Todos los hombres de cualquier condición que hayan hecho algo que sea virtuoso o que realmente a la virtud (*) se asemeje, deberían describir veraz y honestamente su vida por propia mano; pero no se debería comenzar tan buena empresa antes de haber pasado la edad de cuarenta años"
(*) virtud (virtú) en el sentido romano: firmeza, habilidad, energía, talento, etc.) pág. 49
Después sigue una máxima que todo el mundo parece seguir de forma clásica:
"La primera es hacer saber a los demás que uno desciende de personas virtuosas y antiquísimas"  (pág. 50)
De la infancia y juventud destaca la gran importancia del padre en su vida (a la madre, extrañamente, ni la menciona). Hay una inmensa dependencia con el vínculo paterno; para bien y para mal. El joven desea ser orfebre, pero el padre lo insta a ser músico, a compartir ambas profesiones. No le queda más remedio que complacerlo, pero a disgusto y odiando la música. Por otro lado y aunque él se nos presenta con los mejores ropajes morales es una persona pendenciera, conflictiva y envidiosa, que hace responsables a los demás de sus propios defectos. Excesivamente susceptible y bastante paranoico (la gente pasa de ser sus amigos a enemigos por cualquier minucia). Nunca he leído a nadie que parezca disfrutar cuando mata a alguien y Cellini, por guerra o por pendencias lo hace a menudo.

Es la suya una personalidad complicada que cuesta aceptar. Sus defectos son obvios. Sus habilidades artísticas son tan alabadas, tan ensalzadas por el propio artista que casi nos predispone en contra. No para de hablar de su padre y cuando éste fallece por peste, no parece afectarle porque ya se lo imaginaba.

A medida que madura sus arrebatos violentos ya nos resultan muy familiares. Tiene la suerte de estar protegido por las más altas dignidades por lo que se libra de la cárcel. Además esa es una sociedad en la que robar es peor que matar. Los ataques a la propiedad son castigados hasta con la pena capital, pero las peleas y muertes se solucionan con la venganza personal.

A medida que avanza el relato, su prosa adquiere también más soltura y gracia. Los lances se suceden y hay en ellos bastante divertimento. En muchos momentos nos parece leer una novela picaresca que precisamente empiezan a florecer en esos años. La prosa aunque sin ser literariamente elevada tiene una gran espontaneidad y cercanía. La proximidad del autor como artista a las altas esferas sociales de Florencia, Roma y después la corte de Francisco I de Francia le permite ofrecer numerosísimos detalles de la época y sus personajes. Así como alguna parte de los detalles el panorama general.  Sorprende en una persona que no parecía llevar notas (*) de sus andanzas la extraordinaria memoria de hechos, cuentas cobradas y por cobrar y la superlativa cantidad de nombres de personas y su rango social que menciona.

En lo personal es bisexual. Se llega a casar y tiene varios hijos, pero también gusta de jovencitos. En su autobiografía casi no habla de este aspecto y por supuesto no menciona sus aventuras masculinas. Aquí se pierde bastante información que hubiera sido de gran interés y no se entiende por qué el autor que no pensaba publicar el texto, hubiera podido ser más sincero.

Fallece por enfermedad a los setenta y un años en buena situación económica, gracias a que ha ganado dinero con su arte y además lo ha invertido en diferentes actividades con provecho (propiedades, préstamos).

Esta edición de Cátedra es doblemente interesante por ser íntegra, por la introducción de D. Santiago R. Santerbás (que no conozco), la traducción y la cantidad ingente de notas que hacen la historia muchísimo más comprensible y rica en toda clase de detalles y todo ello no exento de cierta graciosa ironía.

(*) lleva un libro de cuentas o contabilidad pero parece milagroso que con tanto ajetreo no se pierda.

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