"Y luego ocurrió todo"(Then It All Came Down) 1973
Truman Capote (1924-1984)
(relato incluido en el libro "Música para camaleones")
Dicen que después de la experiencia de la escritura de "A sangre fría" (In Cold Blood, 1966) a partir de las entrevistas con los dos criminales de un asesinato múltiple real, Capote ya no volvió a ser el mismo, ni pudo volver a escribir como antes.
Capote es un autor que admiro, pero no puedo leerle todo. Superó con creces sus limitaciones personales: de altura, procedencia y homosexualidad con toneladas de inteligencia y cinismo. Pero, a pesar de sus logros y con el añadido del tiempo, su profundo esnobismo, malicia y triquiñuelas narrativas son una gravosa carga para su obra.
En 1980 publica "Música para camaleones" (Music for Chameleons) una recopilación de varios cuentos y entrevistas, entre las que destacaría la que comento: "Then It All Come Down".
En ella Capote hace una entrevista en la cárcel en los años setenta al convicto Robert Beausoleil (California 1947) de la banda Manson, que cumple cadena perpetua por asesinato. De ese encuentro sorprenden bastantes cosas. La primera es que Capote parece disfrutar con ese tipo de encuentros. Se siente singular y juega con el peligro. Tampoco hay que olvidar que Robert es un hombre con mucho atractivo. No recuerdo que el escritor visitara a Charles Manson feo como un demonio.
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Robert Beausoleil (California 1947) ayer y hoy |
La historia de Robert Beausoleil y su relación con la familia Manson es como un retorcido relato de terror de muchísimas implicaciones (que yo no conocía) que ha quedado sepultado por el asesinato del grupo Sharon Tate y acompañantes por Manson.
Beausoleil siempre negó su relación criminal con la familia, ya que para matar se bastaba solo. En julio 1969 fue condenado por asesinato después de haber torturado durante dos días a su víctima, para robarle y vengarse. En agosto, Manson que conocía y admiraba a Robert porque ya tenía una cierta carrera como músico y un par de infames películitas, "la familia" pensó que si perpetraban una masacre parecida convencerían a la policía de que el asesino no era Robert y quedaría libre. Es decir, que el móvil de la matanza no era otro que liberar a Beausoleil (además, del gusto psicópata por hacerlo).
Beausoleil siempre negó su relación criminal con la familia, ya que para matar se bastaba solo. En julio 1969 fue condenado por asesinato después de haber torturado durante dos días a su víctima, para robarle y vengarse. En agosto, Manson que conocía y admiraba a Robert porque ya tenía una cierta carrera como músico y un par de infames películitas, "la familia" pensó que si perpetraban una masacre parecida convencerían a la policía de que el asesino no era Robert y quedaría libre. Es decir, que el móvil de la matanza no era otro que liberar a Beausoleil (además, del gusto psicópata por hacerlo).
Cuando Truman encuentra a Robert, ya es un hombre que lleva varios años en prisión sin esperanza de salir. Sigue siendo atractivo y ello es algo que el escritor no puede, ni quiere obviar. No tiene ninguna clase de remordimiento, ni sentimiento de culpa. Lo suyo es fluir de una cosa a la otra sin que nada tenga más importancia. Es un "cuelgue" total e infinito.
Como toda esta clase de psicópatas se siente halagado por la presencia de un escritor importante que difundirá su historia por horripilante que sea como un testimonio de vanidad. Algo que con los ecos que provocará alimentará su enorme ego de creerse alguien especial tocado por la varita mágica de la fama, aunque sea de la maldad y del infierno. Porque si es famoso: ha triunfado. Capote nos lo explica en esa clase de entrevistas que él presentaba y resumía a su gusto, en la que la voz siempre es la del escritor, no la del entrevistado o personalidad. Confraterniza con el criminal y hablan de la maldad como si fuera desayunar. Unas pinceladas aquí y allí de banalidad pura y nula trascendencia. No importa mezclar asesinos y presidentes asesinados. Todos nos conocimos en una fiesta.
Como toda esta clase de psicópatas se siente halagado por la presencia de un escritor importante que difundirá su historia por horripilante que sea como un testimonio de vanidad. Algo que con los ecos que provocará alimentará su enorme ego de creerse alguien especial tocado por la varita mágica de la fama, aunque sea de la maldad y del infierno. Porque si es famoso: ha triunfado. Capote nos lo explica en esa clase de entrevistas que él presentaba y resumía a su gusto, en la que la voz siempre es la del escritor, no la del entrevistado o personalidad. Confraterniza con el criminal y hablan de la maldad como si fuera desayunar. Unas pinceladas aquí y allí de banalidad pura y nula trascendencia. No importa mezclar asesinos y presidentes asesinados. Todos nos conocimos en una fiesta.
Y Truman y nosotros caemos en la trampa de retroalimentar esa siniestra publicidad porque tanto mal nos parece inconcebible y queremos entender qué hay en esa mente perversa... y parece que no hay nada, solo narcisismo y absurdo y quizá eso retrata nuestra sociedad mejor que cualquier otra cosa.
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