"Fahrenheit 451" (1953)
Ray Bradbury (USA 1920-2012)
Ed. debolsillo 2018, 179 pp.
Esta es una obra tremendamente conocida aunque no se haya leído. Casi todo el mundo sabe que Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel, incluso para aquellos que no usamos esa escala, sino la Celsius, en la que el papel arde a 233º
En un mundo futuro las personas viven ensimismadas y embobadas por las pantallas que transmiten información y simulacros de relaciones. Por ejemplo: puedes hacer que las paredes de tu salón sean pantallas y que desde programas de televisión parezca que te hablen a ti al incluirte por tu nombre en sus conversaciones. En caso de no mirar, puedes ponerte conchas en las orejas (auriculares) que te sumergen en estados casi hipnóticos. La juventud se ha vuelto muy violenta y practica comportamientos semideportivos criminales y suicidas.
De forma natural se ha dejado de leer, porque no tiene utilidad, ni genera interés. La dedicación es hacia las cosas prácticas y usables. En poco tiempo toda la clase intelectual ha dejado de tener sentido y sus trabajos ya no existen.
El protagonista de la novela, Guy Montag es un bombero que quema libros. Se supone que los bomberos solo existen con esa finalidad. Las personas que tienen libros son denunciadas y sus libros y sus casas son arrasadas. Pero Montag es infeliz sin darse cuenta. Un día conoce a una jovencita, Clarisse, que parece como un poco loca y que le habla inocentemente de las cosas que le rodean y hace que vea de nuevo su mundo con otros ojos.
De repente todo es cuestionable e insoportable. Su apática mujer Mildred con la que no logra comunicarse, recordar cómo en su trabajo a veces la gente se deja quemar con sus libros... Como todo bombero ha sentido la tentación de quedarse algún ejemplar, que esconde, que intenta leer sin acabar de comprender. Montag conocerá a un viejo maestro que lo ayudará a comprender su nueva realidad y a rebelarse.
Había visto hace mucho tiempo la adaptación al cine de 1966 de François Truffaut y creo que el libro es bastante distinto. En primer lugar hay una intención por parte del autor muy poética en el texto. Después la narración en conjunto plantea muchas cosas, de las que precisamente la quema de libros no me parece la más importante.
_*_
Este es un libro cuya recepción por parte de la crítica y del público está muy consolidada y va a parecer extraño que yo disienta. Pero después de leerlo me llega otro contenido, pero vayamos por partes:
Tal y como nos lo cuenta Bradbury no veo la necesidad de bomberos, ya que la gente ha dejado de leer y de interesarse por la cultura por voluntad propia y como consecuencia del mundo en el que viven: inmersos en la banalidad, hedonismo, los programas de televisión basura, auriculares, etc. Si el Estado ejerce una represión suplementaria sobre algo minoritario, lo que consigue es despertar la curiosidad en otros, por lo que sería contraproducente.
Curiosamente la persona que más ha leído de todos los personajes de la novela es el jefe de Montag, el capitán Beatty, quien continuamente usa citas de toda clase de libros. En teoría para disuadir a su subordinado del valor de la lectura, pero para hacerlo ha tenido que leer muchísimo. Montag odia a Beatty porque lo tiene calado y en un momento cumbre Montag dirige su lanzallamas hacia su jefe achicharrándolo. Esa es una decisión problemática, porque era innecesario hacerlo y hacerlo de esa manera rabiosa. Beatty podría morir por accidente, pero no, es a conciencia y con saña.
Hay una deriva del protagonista hacia zonas oscuras como el deseo de vengarse, el deseo de que todos los bomberos sean arrasados y esa ansia culmina y es saciada cuando toda la ciudad es destruida por las bombas anónimas de una guerra invisible, vamos, como Sodoma y Gomorra.
No puedo dejar de tener en cuenta que Ray Bradbury se formó literariamente en las bibliotecas. No pudo asistir a la universidad. Quizá esta novela refleje también cierta animosidad contra los académicos, aquellos que como el capitán Beatty hacen de la cultura y la lectura una pelota para jugar con las palabras y los significados y alejarlos de la gente.
Hay dos detalles que no quisieran que se quedaran fuera:
1) la mención a la existencia de cajeros automáticos: en 1953, cuando el primero se instaló en 1967, aunque había patentes desde 1939.
2) "el sabueso mecánico" un elemento de la historia muy bien desarrollado, una presencia inquietante y con bastante peso en la historia.
Hay en esta obra muchos más elementos a tener en cuenta en relación a una futura sociedad distópica que el simbólico hecho de leer o no leer. Aunque el autor propone que la lectura nos hace más reflexivos y críticos con lo que nos rodea y tiene razón. Es muy preocupante, por ejemplo, la inclinación al crimen de los jóvenes. Nos conviene meditar sobre esa sociedad inmersa, como ahora y por lo tanto profética, en un mar de pantallas anestesiantes y toda clase de artilugios pensados para no pensar.
"... dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de estado o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórrala de datos no combustibles, lánzales encima tantos "hechos" que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, de que se mueven sin moverse, y serán felices, porque los hechos de esa naturaleza no cambian..." (*)
(*) p.74
Comentarios
Publicar un comentario