"Identidad"La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento
(Identity, 2018)
Francis Fukuyama (Chicago, 1952)
Ed. Deusto 2019, 206 pp.
(Identity, 2018)
Francis Fukuyama (Chicago, 1952)
Ed. Deusto 2019, 206 pp.
Reciente trabajo del politólogo estadounidense de origen japonés. Para hablar de este aspecto de la "identidad" se remonta al diálogo "La República" de Platón, que viene a describir cómo debería sería un Estado ideal (de las ciudades-estado griegas hace 2400 años).
Todo sistema político ha de contar con las características de la naturaleza humana. Distinguen dos aspectos primordiales a tener en cuenta: 1) por un lado el impulso irrefrenable que satisfacer las necesidades básicas como comer o beber, y 2) que hay circunstancias, como que el agua esté contaminada, que inhibirán el primer impulso. Optamos pasar sed. Es decir, nos vemos empujados imperiosamente y de forma natural hacia algo, pero también hay fuerzas mayores de razonamiento que lo impiden. Sin embargo, hay además una tercera fuerza de tipo subconsciente entre esos impulsos y que es llamada (en griego):
thymós = alma (en cuanto fuerza vital, aliento) , carácter, impulso, coraje (palabras derivadas: isotimia y magalotimia)
Se trata de SER de aquella manera que deseamos SER y si no lo hacemos nos sentirnos fracasados. Es la necesidad de ser o representar un rol: individual o colectivo frente a la comunidad. En la antigüedad este papel estaba reservado al grupo de guerreros o aristócratas, cuyo cometido vital ultrapasaba sus deseos privados; se sacrificaban y renunciaban a la normalidad y se ponían al servicio de la sociedad: entregaban su vida en batalla como muestra de la mayor dignidad, los sacerdotes a su familia, etc. por ello eran honrados y recordados. La desigualdad y estratificación social que confinaba a las demás personas a la casi imposibilidad de cambiar su estatus, refrenaba ese tipo de impulso en las clases llamadas inferiores.
Esta introducción no es que tenga demasiada importancia y ni siquiera es demostrable. Es simplemente darle un marco de referencia a toda una serie de sucesos y tendencias actuales, que de hecho han existido siempre, pero con desarrollos y evoluciones diversas.
Fukuyama detalla de forma bastante amplia, para la limitación del texto, toda una serie de problemáticas de las sociedades actuales que se asientan en el concepto de "identidad". Es decir, la demanda de dignidad y respeto por integrantes, generalmente minoritarios, de estructuras más grandes: sociales en general y de Estados en particular.
El politólogo de Chicago señala los problemas y apunta direcciones de posibilidades de evitar que los problemas descarrilen. Aunque no es más que lo que se está haciendo: ir poniendo tiritas, aquí y allí. Siguiendo un poco la política liberal de esperar que las cosas se solucionen por sí mismas.
Yo personalmente creo que estas dinámicas de conflictividad y coexistencia temporal han existido siempre y lo habitual era: la guerra o la represión o incluso el genocidio. Pongamos un caso lejano: la convivencia "ideal" en la España medieval de: cristianos, moros y judíos (que seguro coincidió con algún periodo de bonanza económica y se fracturó durante algunas vacas flacas) ¿cuánto duró? ¿cómo acabó? con la expulsión de los más débiles.
Hoy en día a nadie se le ocurre que las tensiones raciales, de género, de reparto de riqueza deban dirimirse en un escenario bélico, salvo en guerras locales, sobre todo porque las armas de destrucción más letales están en manos de aquellos a los que ya le va bien el Sistema.
No es casualidad que los problemas de todo tipo se hayan agudizado después de la crisis de 2008, cuando todos los miembros de la sociedad, menos la clase más rica y poderosa, han visto mermada su capacidad de consumo y destruida su ilusión en mejoras futuras. Aparecen entonces minorías que reclaman y son atendidos por los partidos políticos, que solo atienden a los que más gritan. Pero olvidan que es toda la masa social la que sufre la merma de posibilidades... entonces surgen los nacionalismos, fanatismos, resentimientos, etc.
Todos los sistemas políticos actúan solamente bajo criterios de maxificación de intereses económicos. La paz social solo interesa para mantener el beneficio económico. No piensan a largo plazo, ponen parches a las vías de agua para que el Sistema (actual, desfasado, colapsado, exhausto) siga rodando.
Es una pena que instituciones tan novedosas e interesantes como la Comunidad Europea, solo sea un instrumento económico y la gente la perciba como un mamotreto de élite burócrata indiferente, haya perdido la oportunidad de crear una comunidad europea de personas que se sintieran unidas entre sí por un sentimiento de pertenencia global que sirviera para superar las diferencias individuales y de grupo étnico.
Hay algo que no se hace de una forma general por culpa de los políticos y los medios de comunicación que están a su servicio: y es hablar claro y de todo. Que todo el mundo se de cuenta que todas las pretensiones son válidas y todas deben de tener su posibilidad de resolución. Que no se puede resolver a favor de unos y en contra de otros, que los recursos son los que hay y su reparto no puede, ni debe de ser populista, sino justo. Que todos los intereses y aspiraciones no pueden ser satisfechos, porque a veces lo que es mejor para unos es lo peor para otros y que lo mejor es encontrar soluciones de convivencia consensuadas.
Nota.-
Esperaba de Fukuyama algo menos superficial y de más densidad de pensamiento. Una decepción.
Nota.-
Esperaba de Fukuyama algo menos superficial y de más densidad de pensamiento. Una decepción.
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