"12 reglas para vivir: Un antídoto al caos "(12 Rules for Life: An Antidote to Chaos) 2018
Jordan B. Peterson
Ed. Planeta 2018, 510 pp.
Jordan B. Peterson
Ed. Planeta 2018, 510 pp.
Éste es un libro de autoayuda, quizá un poco más sofisticado de los habituales. Sorprende encontrar a un Peterson que parece distinto al que puedes oír en sus debates: aquí resulta bastante paternalista; actúa un poco como un predicador y sus referencias a Dios y la Biblia demuestran que es un creyente activo o alguien que considera que es mejor creer, que no creer. Creer aunque sea de forma cultural, porque es mejor. Yo creo que esos trapicheos tipo Blaise Pascal (1623-1662) de creer en Dios por conveniencia, no serían aceptables por un Dios realmente existente.
Sus 12 reglas parecen de una gran simplicidad en su enunciado, que pretende ser simpático y sorprendente. Pero su contenido es bastante laborioso y amplio, así que no hay que dejarse llevar por esa aparente sencillez y ingenuidad.
Para tener una idea, las 12 reglas son:
- Enderézate y mantén los hombros hacia atrás.
- Trátate a ti mismo como si fueras alguien que depende de tí.
- Traba amistad con aquellas personas que quieran lo mejor para ti.
- No te compares con otro, compárate con quien eras tú antes.
- No permitas que tus hijos hagan cosas que detestes.
- Antes de criticar a alguien, asegúrate de tener tu vida en perfecto orden.
- Dedica tus esfuerzos a hacer cosas con significado, no aquello que más te convenga.
- Di la verdad o por lo menos no mientas.
- Da por hecho que la persona a la que escuchas puede saber algo que tú no sabes.
- A la hora de hablar, exprésate con precisión
- Deja en paz a los chavales que montan en monopatín.
- Si encuentras un gato por la calle, acarícialo.
Ya he dicho que esos ingenuos títulos dan paso a una reglas de vida bastante complejas, que pueden ser de utilidad para quien necesite o le llegue el mensaje.
Dice cosas interesantes, pero lo que me molesta son varios aspectos típicamente norteamericanos: todo lo que hacemos o debemos hacer tiene como finalidad no ser un fracasado, un perdedor. La clásica obsesión por el éxito. Encontrar el camino del éxito superando las flaquezas personales. Para ello se hace una extraña mezcla de elementos sacados de su contexto, como los de tipo religioso, que no me convencen en absoluto. Lo cual no es obstáculo para que se hallen ejemplos y comportamientos que nos hacen pensar y quizá mejorar.
A mí como mediterránea ese discurso no me gusta y no me parece que ejemplifique lo que entendería por ser una buena vida. Tiene además, ese estilo tópico de esta clase de libro: de mezclar anécdotas personales con datos empíricos; mezcla que no me agrada, pero que se hace para ganar amenidad en el lector. Tampoco me gusta el tono parroquial y paternalista.
Comentarios
Publicar un comentario