"La corrección política"( Political Correctness ) 2018
Ed. Planeta 2019, 157 pp.
Ed. Planeta 2019, 157 pp.
Este libro es la transcripción de unas entrevistas y posterior debate (Debate Munk) entre un moderador y cuatro invitados. Dos a favor de "la corrección política" y dos en contra.
moderador: Rudyard Griffiths
participantes a favor:
Michael Erin Dyson (hombre, afroamericano, pastor religioso y profesor de Sociología)
Michelle Goldberg (mujer, periodista y columnista de The New York Times)
participantes en contra:
Jordan Peterson (blanco, hombre, psicólogo y profesor de universidad)
Stephen Fry (blanco, hombre, gay, actor, guionista y director de cine)
¿Hay vida inteligente entre el insulto gratuito y la dictadura del buenismo?
De entrada sorprende encontrar a Stephen Fry junto a Jordan Peterson defendiendo las mismas tesis. Fry es un declarado gay y se supone que defensor de la "corrección política", que en este caso es interesante delimitar:
corrección política = es el uso de un lenguaje inclusivo y respetuoso hacia colectivos minoritarios
Es decir, es más que nada un problema lingüístico al que sus patrocinadores se limitan en lugar de luchar verdaderamente contra esas desigualdades.
Es por ello que encontramos a Fry en contra: porque limitar y determinar el uso del lenguaje y de lo que se puede decir o no decir es un atentado a la libertad de expresión. Es censura y miedo de decir algo inconveniente en estos momentos de redes sociales y de magnificación de las declaraciones.
Los cuatro contertulios exponen sus razones para sostener su actitud. Para mí en la participación de Goldberg y de Dyson queda meridianamente claro que su postura está dictada por el "resentimiento" y esa no es una buena razón, porque donde hay resentimiento hay ansia de venganza, y con ello no vamos a ninguna parte.
Tanto Goldberg, como Dyson pretenden hacer responsable al hombre de hoy de todos los desmanes de la humanidad. Dyson como afroamericano descendiente de esclavos desea que los blancos de ahora paguen por lo que hicieron sus tatarabuelos, lo que resulta incongruente para el americano actual. Además cuando se queja de que se matan a niños y adultos negros indiscriminadamente por el hecho de resultar sospechosos, no está pidiendo que se elimine la violencia en general, que se limiten las armas de fuego, sino que no los maten a ellos.
El caso de Michelle Goldberg es el típico de la periodista feminista que ha aceptado todos los parámetros del #MeToo, del que no se cuestiona nada y encima comenta que circula una lista anónima de denuncias contra hombres en casos similares al #MeToo y que esos hombres, algunos de ellos periodistas que conoce y esos hombres "acusados de forma anónima y sin investigar su veracidad" no han perdido su trabajo". Es decir, que ¿deberían perder su trabajo? personas acusadas de forma anónima sin pruebas. Después se obsesiona con una frase que considera en contra de la mujer de Peterson aparecida en una revista y solo quiere que Peterson confiese su maldad.
En el fondo lo que se aprecia también en el debate es el desprecio por la alta cultura (Dante, Shakespeare, etc. por ser hombres blancos) de Goldberg y Dyson en favor de difusos referentes culturales solo compartidos por su entidad personal, frente a Perterson y Fry formados de forma clásica y con capacidad para reconocer las singularidades de todas las situaciones.
Como dice adecuadamente Fry, cuya formación en literatura inglesa en una universidad de élite le impide caer en simplicidades apreciativas, y también Peterson, las verdaderas conquistas sociales no se obtienen por la corrección lingüística, ni por la caza de brujas, sino que es un proceso muy complejo y laborioso.
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