Viaje al fin de la noche (1932), L.F. Céline

"Viaje al fin de la noche"

(Voyage au bout de la nuit, 1932)

Louis-Ferdinand Céline  (Francia 1894-1961)

Ed. edhasa 1994/2006, 573 pp.

trad. Carlos Manzano


Ferdinard Bardamu es un joven de veinte años que al paso de un colorista desfile militar en París se siente exaltado por una ilusa sensación patriotera y se alista como voluntario en la primera guerra mundial. En cualquier caso, lo mismo que hacían otros millones de jóvenes en diferentes partes del mundo.

Escrita en primera persona por el protagonista, nos trasmite sus desesperanzados pensamientos y sentimientos desde la perspectiva de un joven de clase media baja que no desconoce las miserias de la vida, pero al que la crueldad, indiferencia, estupidez, y el general sin sentido de la guerra acaban por fijar en su carácter un sentido de la existencia pesimista, cínica y oportunista.

Después de la guerra Bardamu vivirá multitud de peripecias, todas ellas con su significado específico: su emigración a las colonias africanas, la aventura americana en Detroit, su obtención del título de médico e instalación en un barrio marginal de París en el que tendrá poco éxito con sus pacientes, una escapada a Toulouse y finalmente un precario empleo en un manicomio. Cada una de estas experiencias están teñidas con los tintes más sombríos: la gente es mala, miserable y ruin; los ricos por ser ricos y los pobres por ser pobres. Nadie se libra, salvo alguna prostituta de buen corazón.

Pero Bardamu es un ser engañoso. Es alguien que incluso sin pasar por el trance de la guerra hubiera sido igual de malpensado y ventajista a costa de su mala opinión de los demás que parecen existir solo para hacerle la vida imposible y despreciable. Su situación no es tan mala desde el momento en el que puede estudiar medicina, incluso antes de la guerra. Ya entonces mal estudiaba y mal trabajaba en pequeños empleos de los que procuraba escaquearse a base de mal considerar a sus patronos. En ocasiones Barbadu recuerda a su madre que regenta en pequeño comercio y es un ser tan despreciable como los demás en su insignificancia y convencionalismo. Apenas la ve, o no la ve. De su padre, creo, no habla nunca. 

La visión y descripción de sus andanzas en general son desoladoras. La visión que presenta de África es terrible e insoportable, como ir al infierno. Todo lo que le sucede después siempre es azaroso, desventurado, al límite de la miseria total: moral y material. Todas las personas son malvadas por su ignorancia, avaricia, egoísmo y están en consonancia con el ambiente irrespirable e infame.

Pero es la forma de ver las cosas de Barbamu, no es que su visión no sea realista y descarnada, sino que él solo ve y quiere ver lo que ve. Otra persona podría asumirlo de otra manera. Por otro lado, Barbamu se presenta a sí mismo, siempre con una cierta ingenuidad y prevención ante los acontecimientos, ya que él casi siempre es sujeto pasivo de los hechos, y no tiene valentía o coraje para enfrentarse a ellos. En cambio tiene una especial facilidad para sabotearse a sí mismo y estropear cualquier mejora que pueda rondarle. Es un fatalista irremediable.

A lo largo de su vida se encontrara con diversos personajes, algunos aparecen de forma providencial y recurrente. Sus reiterados encuentros resultan demasiado oportunos y casuales. Por ejemplo con León Robinson, conocido en la guerra y al que luego seguirá encontrando continuamente en su vida.

Por mi parte interpreto que Robinson no existe, es un complemento negativo (más todavía) de la personalidad de Barbamu. Robinson es el que cada vez que lo encuentra lo obliga a decidir un cambio en su ruta, siempre en el sentido de la huida y la irresponsabilidad; de abandonar proyectos y lanzarse al abismo.

" Ánimo Ferninand ━Me repetía a mí mismo, para alentarme━, a fuerza de verte echado a la calle en todas partes, seguro que acabarás descubriendo lo que da tanto miedo a todos, a todos esos cabrones, y que debe de encontrarse al fin de la noche. ¡Por eso no van ellos hasta el fin de la noche! "  (pág. 256)

El libro es una obra considerada como importantísima en la literatura francesa y en la renovación narrativa, sobre todo por el uso de un lenguaje próximo, directo y brutal. Por la introspección segmentada y por el diálogo interior. A pesar de su profundo pesimismo, sin apenas ironía que lo distraiga; resulta atrapador y muy interesante.

Hay que señalar que el autor basó toda esta historia en sus propias experiencias personales, por lo que es parcialmente autobiográfica y autoficcional.  Lamentablemente el escritor francés Céline (1894-1961) tenía además una clara vena antisemita (que en este libro no aparece) y unas simpatías en su momento por el régimen nazi que lo convirtieron en un proscrito literario, aceptado después con reticencias. Aunque en la valoración de toda su obra, nadie pone en duda la calidad de este libro en concreto.

(La buena e inspirada traducción de esta edición, creo, hace bastante justicia al original) 

Céline de joven soldado y después, al final de su vida (siempre rodeado de animales,
en consonancia con su animosidad por las personas)


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