Stendhal y su mundo, Consuelo Berges

 

Stendhal y su mundo "  (1983)

Consuelo Berges

Alianza Ed. 1983, 293 pp.


Fue Consuelo Berges (Rábago) una traductora, biógrafa, escritora y periodista nacida en Cantabria en 1899 y fallecida en Madrid en 1988. Estuvo en el exilio y cuando regresó se especializó en traducción de autores franceses y en especial de Sthendal. Durante muchos años fue su traductora principal y creo recordar que incluso recibió un premio nacional por ello. Es curioso que ahora Stendhal se retraduzca por otros traductores (quizá sea porque los permisos de edición hayan caducado. No sé)

Sin embargo, este libro que comento es de Consuelo Berges. Viene a ser como una biografía de Stendhal, pero a partir de las propias palabras del autor en sus escritos y en cualquier caso por una traductora que demuestra una fidelidad y devoción por Stendhal absoluta.

Berges, más que hacer valoraciones personales, se apoya en la inmensa cantidad de material que Stendhal dejó en forma de diarios, autobiografias, cartas, apuntes, etc. Siempre oímos la voz del autor en sus propias palabras.

Sin embargo, toda esa forma de pasar por la vida de la peculiar personalidad del escritor puede tener y de la misma forma: sus adeptos y sus adversarios. Hay que tener en cuenta que Stendhal no fue reconocido en vida, solo quizá al final Desde su muerte, no han hecho más que aumentar sus admiradores; legiones de estudiosos se han ocupado de sus obras y su legado; se han creado instituciones para estudiarlo, becas y premios, incluso mitología, en el denominado: "síndrome de Stendhal".

Hace bastantes años leí "Rojo y Negro" y me pareció una gran obra de la literatura. Del ensayo "Del amor" creí que era muy acertado, pero cuando quise seguir con otras obras como "La cartuja de Parma" y otras perdí el interés. Era como si fuera todo lo mismo: esa exacerbación del amor y las pasiones amorosas puede cansar.

Siempre quise saber más del autor en sí mismo y fui dejándolo pendiente. Ahora que he abordado "Vida de Henry Brulard" el último libro que comenté, me dejó tan mala impresión he intentado matizar con la lectura de este estudio biográfico. Pero la impresión es todavía peor.

Todas aquellas características de la personalidad del autor que él mismo detalla en Henry Brulard (seudónimo del autor) y que me resultaron antipáticas siguen con la misma fuerza a medida que pasan los años. Por ejemplo:

__Stendhal basa su vida en sus lecturas, que a lo largo de su vida son casi siempre las mismas. Todo su pensamiento y sentimientos son una imitación de lo que él cree es más excelso de acuerdo con esas lecturas.

__Así como de una manera positiva cambia de no apreciar los paisajes y la naturaleza a ser un entusiasta por la evolución de su gusto y sus propias experiencias, en todo lo demás no sucede de esa forma.

__En el amor, tema principal de su vida y obra, hay una artificiosidad desagradable. Stendhal se ha creado desde adolescente un modelo de vida que consiste en intentar hacer comedias para el teatro (que luego se recicla en novelas) y en el amor: amar y ser amado de forma inolvidable. Pero el amor no es algo que una persona pueda programar o alcanzar a capricho, sino algo que sucede con espontaneidad. Stendhal va acomodando mujeres a su ideal, que es como un decorado personal lleno de detalles postizos y que el autor intenta conjuntar. Es cierto que dedica un tiempo inimaginable y en momentos poco oportunos (en la guerra) a organizar sus conquistas como si fueran una empresa. Una vez ha conseguido lo que quiere pierde (lógicamente) el interés y pasa a una nueva, a menos que circunstancias variadas obliguen a su separación con lo que su posterior glorificación es segura.  Con los años, algunas quedan en su memoria de forma perdurable y mitificadas a gusto del autor.

__Con esas dos obsesiones: amar y escribir, va pasando su vida como si todo lo demás fueran inconvenientes o circunstancias que lo afectan de formas muy extrañas. Durante su tiempo de servicio en el ejercito napoleónico, en el cuerpo de intendencia y por recomendación, ve la guerra de forma colateral, en la retaguardia o vanguardia. Sobre todo se dedica a buscar alojamiento para las tropas o servir de correo en casos puntuales. En su diario habla con detalle de la guerra, de la que él ve: montones de cadáveres quemados o descuartizados, pero su forma de hablar de ello es distanciada y como si no le importara; destaca si un cadáver es guapo o no (¿?) y esos espectáculos, aunque horribles, lo elevan a una especie de grandiosidad incomprensible. Así como, se entusiasma (como un imbécil) por tropelías varias, riesgos innecesarios y sobre todo incendios.

(en la Campaña de Rusia: incendio de Moscú) "Salimos de la ciudad, iluminada por el más hermoso incendio del mundo, el cual formaba una pirámide que, como las plegarias de los fieles, tenía la base en la tierra y la cima en el cielo. Sobre esta atmósfera de llamas y de humo, asomaba la luna. Era un espectáculo imponente, pero hubiera sido necesario estar solo o rodeado de personas inteligentes para gozar de él"  (p.150)

Lo cierto que Henry Beyle=Stendhal es una persona nacida en un hogar acomodado de la baja nobleza. Por desgracia pierde a su madre a los seis o siete años a la que amaba con pasión y queda con un padre al que aborrece por parecerle un burgués retrógrado y severo. Sin embargo en su familia cuenta con el apoyo del abuelo y de una hermana. Tiene una infancia solitaria, pero una posición social que le facilita todas las posibilidades. En cuanto tiene edad marcha a París que es como un sueño idealizado. Desengaño. No es lo que pensaba. Como el dinero que le envía su padre no es demasiado se ve obligado a trabajar (por recomendación) en la Administración Pública redactando cartas. Para salir del aburrimiento se enrola en el ejercito napoleónico en el que desempeñara cargos de intendencia y en el que tiene posibilidades de prosperar. Pero se aburre y se licencia. Como las cosas no mejoran vuelve a enrolarse en posiciones de poco peligro. Sigue aburriéndose y lamentándose por todo.

Va encontrando damas a las cuales rendir tributo cual trovador medieval. Incluso en medio de situaciones muy adversas, como en la guerra; siempre hace balance de las mujeres del lugar que pueden estar en la posición y hermosura necesaria para hacerles la corte. Y supedita todo a ese evento. Hay que tener en cuenta también ciertas coyunturas que hoy en día para nosotros son inadmisibles: 1) el autor sufría de sífilis contagiada por una prostituta (¿?) en sus primeros y adolescentes escarceos sexuales, por lo que todas sus aventuras posteriores se vieron expuestas a contagio (aunque quizá en ese momento no se sabía) y 2) casi todas sus historias amorosas son con mujeres ya casadas (con maridos que no aman) y al mismo tiempo que con Stendhal mantienen relaciones con otros amantes y parte del juego amoroso es vencer a los otros rivales, que nunca desaparecen del todo.

Él se siente desgraciado casi siempre, porque no alcanza una meta indefinida de felicidad. Desprecia a ricos y pobres porque no están a su altura en sensibilidad ante lo bello. A las mujeres parece coleccionarlas, más que amarlas. Sigue para ello unos mecanismos estudiados e impostados. El mundo en un momento de grandes e importantes cambios, pasa junto él como una simple música de fondo de la que no es plenamente consciente.

Hay cierto curioso paralelismo entre la vejez de Stendhal y la de su contemporáneo el  filósofo Arthur Schopenhauer. Ambos quisieron casarse al final de su vida sin lograrlo, y quizá por ello se aficionaron a los perros como compañía.

Es cierto que a medida que pasan los años y le pasan factura, Stendhal se convierte en una figura menos detestable y digna de compasión. Lo cierto es que sus amores son más suyos que de ellas, viven en su cabeza más que en la realidad. No triunfa ni en la vida, ni en el amor, ni en la literatura. Triunfará después de muerto y ello no sé si es un consuelo.

Es posible que en sus obras se respire otro aire, se desarrolle un mundo soñado e idealizado aunque sea una tragedia, o precisamente por serlo. Quizá lea otra vez "Rojo y Negro" e intente encontrar lo que un día hallé, o quizá después de conocer mejor al autor, lo vea de otra manera.

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