Autobiografía de Bertrand Russell I (1872-1942)

 

"Autobiografía de Bertrand Russell 1872-1914"

(The Autobiography of Bertrand Russell) 1967

Bertrand Russell

Edhasa 1990, 328 pág.

-autobiografía-

Bertrand Russell (1872-1970) fue un matemático, filósofo y activista inglés muy conocido en su momento, pero que ahora y a pesar de que sus obras abarcan gran cantidad de temas, parece estar un poco olvidado. Casi siempre que oigo su nombre, está relacionado con el de su alumno más brillante, Ludwig Wittgenstein, que llegó a las clases de Russell en Cambridge para demostrar a su maestro que su obra magna contenía unos fallos irresolubles. A pesar de ello Russell mantuvo siempre una especial relación con él, a pesar de las grandes dificultades del carácter de Ludwig.

Recientemente se ha publicado una voluminosa obra con este mismo título que debe de abarcar la totalidad de la vida del filósofo. En este caso se trata tan sólo de la parte que corresponde a la infancia y la juventud, que a mí ya me bastaban, ya que sólo buscaba una frase bastante conocida pero de cuya autenticidad empezaba a dudar:
"Había un sendero que llevaba a New Southgate a través de los campos, y solía ir allí solo para contemplar la puesta de sol y pensar en el suicidio. No me suicidé, sin embargo, porque deseaba saber más matemáticas"
que siempre me ha parecido fascinante. Y por lo que puede verse es cierta (se encuentra en la pág.53).

Al final he leído todo el libro, no sin cierta perplejidad. Russell nació en Inglaterra en el seno de una familia acomodada y aristocrática cuyos padres eran de ideas progresistas. Al morir ambos cuando Bertrand es muy pequeño pasa al cuidado de una abuela autoritaria, frustrante, conservadora e integrista religiosa. El niño crece aislado, instruido en casa por educadores personales y rodeado de una familia de personas mayores, excéntricas y de prejuicios de todo tipo. Todo ello contribuye a formar un carácter peculiar en una persona, sin duda, de extraordinaria inteligencia. Russell desde muy pronto, aparte de su interés por el estudio y las matemáticas, demuestra un alto sentido de la participación política y la intervención en toda clase de reformas sociales, al tiempo que se exige una plena sinceridad en sus sentimientos. Todo ello da lugar a unas memorias curiosas, que aparte de los contenidos previsibles están llenas de detalles y comportamientos desconcertantes. Supongo que debido a sus convicciones morales, Russell quiere ser absolutamente sincero, pero el resultado excesivo. Por ejemplo:

"Llegué a odiarle (a un amigo de juventud) con una violencia que, retrospectivamente, apenas puedo comprender. En cierta ocasión, en un ataque de furia, le eché las manos al cuello y empecé a estrangularle. Me proponía matarle, pero, cuando empezó a ponerse lívido, le solté. No creo que se percatara de que me proponía asesinarle. Después de aquello seguimos siendo buenos amigos mientras permaneció en Cambridge." (p.55)

"En general me sentí dichoso y relativamente sosegado mientras estuve en Cambridge, pero en las noches de luna solía corretear por el campo en un estado de enajenación temporal. El motivo, naturalmente, era el deseo sexual, aunque entonces no lo supiera" (p. 99)

"Habiendo concluido Principia Mathematica, me sentía un tanto sin ocupación concreta. La sensación era deliciosa, pero desconcertante, como la que se experimenta al salir de la cárcel" (p.292)

"La otra experiencia fue aún más desagradable. Al descender de un carruaje ante su puerta, caí sobre las piedras del pavimento y me dañé el pene! (p.294)

"Le dije a Alys (su primera mujer) que podía obtener el divorcio cuando gustase, pero que no debía mencionar el nombre de Ottoline (la amante casada). A pesar de ello, insistió en que haría figurar el nombre de Ottoline. En vista de ello, le dije, sosegada pero firmemente, que le sería imposible hacerlo, ya que, si daba algún paso con este fin, yo me suicidaría para impedírselo. No era una vana amenaza por mi parte, y así lo comprendió ella. Con lo cual su cólera se hizo insoportable. Después que hubo lanzado rayos y centellas durante unas horas, di una lección sobre la filosofía de Locke a su sobrina, Karin Costelloe, quien estaba a punto de examinarse para matrícula de honor. Luego monté en mi bicicleta y me alejé de allí. Y así terminó mi primer matrimonio" (p.297)

Destaca este comentario muy parecido al primero, pero con notas distintas:

"Me preguntaba si llegaría alguna vez al otro extremo del túnel en que parecía hallarme. Solía observar desde el puente de Kennington, cerca de Oxford, el paso de los trenes, y decidía que al día siguiente me tiraría bajo uno de ellos. Pero, cuando llegaba el día siguiente, siempre alentaba la esperanza de que, quizá, los "Principia Mathematica" serían terminados algún día" (p.218)

No sé si después de este aperitivo me apetece abordar la totalidad de la Autobiografía, quizá es excesivo, ya que la mayoría de las personas que describe a estas alturas han perdido actualidad y el tono que impregna todos los comentarios es un punto pretencioso, fruto de la propia importancia que Russell se concedía a sí mismo.

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