"Nada"(1945)
Carmen Laforet (Barcelona 1921-2004 Madrid)
Ed. Destino 2004, 296 pp.
-Premio Nadal 1944-
Una mujer joven que busca la libertad se escabulle del hogar paterno (en Canarias) con la excusa de estudiar y vuelve a su Barcelona natal a casa de familiares cercanos a los que la guerra civil española del 39 ha convertido en extrañas y siniestras sombras.
Escrito en primera persona, no se nos oculta a día de hoy el contenido altamente biográfico del texto. Tiene maneras personales de decirlo que pueden sorprender en la hipérbole y grandilocuencia de la prosa y la abundancia de comas, que sitúan a la novela en un espacio lejano del tiempo.
Hay autores catalanes que aunque reciban los mas altos honores se consideran extraños en su propia tierra y no necesariamente porque escriban en castellano. Carmen Laforet pasó como un suspiro por Barcelona, lo imprescindible para sentir esta novela, después se fue a Madrid. Yo conociéndola, porque siempre ha sido muy conocida y reconocida, no he tenido especial interés en leerla, aunque frecuentara sus mismos espacios de juventud. Yo también viví en casa de un pariente estrambótico a mis dieciocho años y en la mismísima calle Aribau y es por ello que esta novela me sorprende de forma superlativa.
Puedo imaginarme que en el año 1945 este texto se recibiera en clave simbólica de lo que representaba la posguerra española y se proyectara en las conciencias con una amplitud que yo ahora no le encuentro. En primer lugar todo lo que cuenta con tanta insistencia de la calle Aribau me parece inverosímil (¿sirenas de fábrica?). Es posible que si estuviera ambientada en otro lugar de España la daría por buena, por desconocimiento, pero no precisamente en la Barcelona de la calle Aribau, poblada por la pequeña burguesía catalana de toda la vida que se caracterizaba por su discreción y reserva reconcentrada. Puede que enormemente empobrecidos por la guerra, pero tapándose las vergüenzas a fuerza de silencio e hipocresía. Nada más lejos de ese ambiente de los hermanos Juan y Román, más propios de barrios más populares y vociferantes.
Dicen que el bilingüismo es muy beneficioso para el cerebro, pero debe de ser igual que el ajedrez que solo sirve para jugar al ajedrez. En una sociedad en la que se hablan dos idiomas al mismo tiempo resulta imposible llevar la realidad de la calle a la literatura. El resultado es la pobreza idiomática. Se traduce lo dicho en catalán o en castellano y resulta falso, porque no corresponde a esa mezcla oída. Eso es lo que sucede con todo lo que se produce en Cataluña y con "Nada". Lo que dicen los personajes suena extraño, poco natural, poco realista, con vocablos extraños. Por un lado tenemos lo que piensa la protagonista que es donde encontramos la sustancia de la novela, su altura narrativa indudable, si bien le falta madurez literaria. Por otro los diálogos de la casa de la calle Aribau: logrados en Gloria y desafortunados en los hermanos y abuela. El ambiente de los amigos está mejor conseguido, ya que la "gente bien" catalana hablaba en castellano (pero era un castellano forzado desde el catalán). Hay en la autora indecisión en la elección del diálogo, se traducen expresiones catalanas como:  -noi- a "chico" que suenan chocantes. Se incluye algún término catalán, pero tarde y mal. Dicen que este libro se usa en las universidades de Estados Unidos en programas de español, no se me ocurre nada más poco adecuado.
Por otro lado, no hay que olvidar y tener presente que la Barcelona que Andrea/Carmen retrata es una Barcelona vista con ojos de turista, pero que está lejos de la mirada de sus propios habitantes.
Andrea alter ego de Carmen tiene dieciocho años, como tenía la autora en su momento. Va a la universidad y se muere de hambre, parece que tenga trece años mentales y no se le ocurre ponerse a trabajar. La explicación de la madre de la amiga Ena está fuera de lugar y suena como de la propia mente de la autora, no de un personaje separado. Y finalmente, su interés por su amiga Ena traspasa las convencionales líneas de la amistad y deja entrever disposiciones y apegos seguramente subconscientes.
Me decidí a leer el libro después de un amplio reportaje sobre la autora en televisión y sentí una súbita curiosidad por ella. Después de leerlo tengo la impresión de que Carmen era lesbiana sin saberlo o asumirlo por la época (es una opinión mía personal y parcial). De que estaba corroída por algo que ni ella misma entendía y quizá no llegó, ni se dio la oportunidad de entender, a pesar de que se casara y tuviera cinco hijos y que después siguiera huyendo de sí misma sin lograr, seguramente, una explicación a lo que sentía (dicho esto último no como una censura, sino como parte de la disonancia que se aprecia en la novela).
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| Carmen Laforet (Barcelona 1921-2004) | 


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