Félicité
protagonista de "Un corazón sencillo" (1877)
("Un coeur simple", se suele editar en "Tres cuentos")
de Gustave Flaubert (1821-1880)
Félicité es la protagonista del breve cuento de Flaubert, "Un corazón sencillo". La gran novedad de este relato es que hace de una asistenta la protagonista y no porque sea alguien excepcional, o se eleve por encima de su clase, o progrese, o sea guapa... no Simplemente es un ser humano que merece su pequeño espacio de gloria literaria.
Félicité es una chica de campo desarraigada de su familia que de muy pequeña ha sido abandonada a las labores más penosas. Finalmente conoce a una señora viuda venida a menos con dos hijos que vive de renta y la emplea como criada ya para el resto de sus días en Pont-l'Éveque, Normandía, Francia.
Por cien francos al año, atendía la cocina y cuidaba de la casa, cosía, lavaba, sabía aparejar un caballo, cebar las aves, batir la manteca, etc... Se levantaba al amanecer para poder asistir a misa y sus labores no terminaban hasta la noche. Era la envidia de todas las vecinas por su regateo en las compras y su aplicación en el trabajo.
Siempre llevaba un pañuelo de indiana prendido en la espalda por un alfiler, un gorro cubriéndole el pelo, medias grises, un refajo rojo, y por encima de la blusa un delantal con babero, como las enfermeras de hospital.
Tenía una cara flaca y la voz aguda. A los veinticinco le echarían cuarenta y desde los cincuenta no representó ninguna edad. Siempre callada, el talle erguido y los gestos mesurados, parecía una mujer de madera, funcionando como una autómata.
Había tenido su historia de amor que no salió bien. Estima a su ama, con la que tiene una relación correcta, y a sus dos hijos; Virginia y Pablo con los que aprende las cuatro poco letras y la religión que sabe.
Por la casa pasan visitas, los niños crecen y se van, aparecen unos parientes y se encapricha con su sobrino que después muere, Virginia fallece también, Pablo se casa, el tiempo pasa y la señora también muere. Félicité se queda en una casa por vender por los herederos durante bastante tiempo, mientras envejece y se deteriora de forma inexorable.
Sin embargo, algún tiempo atrás sucedió que la señora recibió como regalo un loro: Loulou. Que pasa a propiedad de Félicité. Ésta siente un gran cariño por el animal y se hacen compañía durante un tiempo hasta que muere. El loro es embalsamado y pasa a formar parte del mobiliario de la habitación de la criada. Al mismo tiempo Félicité tiene una gran devoción por las procesiones del Corpus y debido a sus achaques empieza a identificar en su imaginación y sus oraciones al loro con el Espíritu Santo.
"Los latidos de su corazón fueron disminuyendo uno a uno, cada vez más flojos, más suaves, como una fuente que se agota, como un eco que se aleja; y cuando exhaló el último suspiro, creyó ver en los cielos entreabiertos un loro gigantesco volando por encima de su cabeza"
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